sábado, julio 15, 2006

CHILE, PERU...¿Y EL OTRO...?

La Presidenta de Chile, Michelle Bachelet, reiteró en su visita a Perú para la asunción a la presidencia del cuestionable Alan García, que espera prontamente avanzar hacia la concreción de un Tratado de Libre Comercio entre ambos países a partir del Acuerdo de Complementación Económica, que rige el comercio entre las dos naciones del Pacífico.

El interés de Chile en ese sentido fue bastante explícito, toda vez que el país busca desde hace ya varios años la concresión del acuerdo como una manera de afianzar los negocios chilenos en su vecino del norte, las que pese a todo, siempre están en la miradas ultranacionalistas que ven cómo Chile se ha ido apoderando desde el sector privado de las áreas más críticas de la economía peruana y ha introducido un capital exhorbitante, sobre todo en el sector retail.
Michelle sostuvo con García que "hemos tenido una extraordinaria reunión de trabajo para llegar hacia temas en que queremos seguir avanzando y ésto es un acuerdo de complementación económica que ha sido muy beneficioso para los dos países y mirar si podemos avanzar hacia el tratado de libre comercio. Está todo muy auspicioso, y esperamos poder concretarlo pronto".

La jefa de Estado se mostró muy complacida de "compartir con peruanos y peruanas ese gran momento que ha sido esta fiesta democrática de la transmisión de un mando, de manera impecable y que nos da una gran dimensión de lo que es la democracia en nuestra región y sobre todo en Perú".

Esta suerte de "noviazgo" entre las autoridades de los dos países hace pensar en un futuro prometedor en las relaciones bilaterales, por lo menos en el corto plazo, volviéndose de todas formas bastante inciertas si se piensa en un plazo más prolongado. Y es que pareciera que las enormes distancias entre los estados de desarrollo relativo existentes entre Chile y Perú, con una evidente ventaja del primero, vuelve a los chilenos bastante impopulares ante la opinión pública de su vecino del norte.

Una suerte de envidia colectiva solapada impulsada por sectores nacionalistas de formación militar -que en Perú no son pocos- cuyo rostro visible son los caudillos salidos de las filas castrenses con el norte de llegar algún día a ser la continuación del ejemplo nacionalista-revanchista antichileno llevado al paroxismo por Juan Velasco Alvarado, artífice de la supremacía bélica peruana en el Pacífico hasta no hace mucho y apuntalada por un entonces sofisticado material soviético, que en cantidades exorbitantes transformó a Perú en el país más armado de la región, con la clara intención de rescatar la "provincia cautiva de Tarapacá y hacer retroceder a Chile hasta Valparaíso", según plantean todavía algunos ensayos delirantes de pluma fácil en manos de dudosa reputación e intelecto.

Esta aparente 'impopularidad' está fundamentalmente basada en el mito de que "Chile pretende hacerse de las riquezas del Perú" invirtiendo fuertes sumas de dineros en la economía peruana y alcanzando incluso hoy a sectores que algunos consideran estratégicos, como es la concesión de puertos, particularmente del Callao. Surge así una clara competencia con la larga lista de puertos chilenos que en cuanto a infraestructura y desarrollo logístico aparecen mejor equipados más al sur del continente, como Arica, Iquique, Tocopilla, Mejillones, Valparaíso, San Antonio (el más grande y de mayor volumen de carga de Chile, Talcahuano y San Vicente (ambos en el Gran Concepción), Puerto Montt y la austral Punta Arenas, todos los cuales son punta de rieles de sus respectivos corredores bioceánicos en desarrollo con Argentina y Brasil.

Gobernabilidad: la prueba de fuego


Ese sentimiento nacionalista peruano aparece como la principal piedra de tope a la hora de comenzar un proceso de integración chileno-peruano. En este último país, el vívido recuerdo de la derrota en la Guerra del Pacífico, librada hace ya más de 125 años construyó en la sociedad peruana una representación social perenne que actúa cíclicamente como ente de cohesión social. Ella es la responsable de los eternos resquemores de parte de ese país hacia su vecino del sur, cuestionando siempre sus intenciones y viendo en él aquellas anacrónicas ambiciones expansionistas que estan lejos de ser parte de la política exterior del Chile actual, más preocupado de ser un buen referente que de anexar territorios, cuya manutención sería económicamente desquiciada parar un estado que busca ser pequeño, pero eficiente.

Sin embargo, esa desconfianza mutua ha reinado desde los tiempos del Huáscar y la Esmeralda y no ha dado paso a la cordialidad. Ese sentimiento es el que amenaza hoy a un presidente que busca precisamente -según ha planteado- emular las democracias de izquierda moderna al estilo de Chile o Brasil. ¿Lo permitirá la oposición peruana, hoy compuesta por esos sectores nacionalistas peruanos más cercanos al estilo populista-estatista de Chávez y Castro que de Bachelet o de la mermada influencia brasileña?

No son gratuitas las declaraciones del ex candidato Ollanta Humala, el que condicionó el apoyo de su formación política (Unión Por el Perú) al nuevo gobierno de García a la realización de una Asamblea Constituyente (proceso que se avecina hoy en Bolivia) para reformar el texto de la Carta Magna peruana. En su primera aparición pública luego de tres semanas alejado de la escena política, Humala explicó que la Asamblea Nacional de su partido acordó respaldar al Ejecutivo de García si es que muestra voluntad de "iniciar un proceso constituyente para buscar una nueva Constitución".

"Esta constitución es ilegal y delincuencial. Creemos que Perú necesita nuevas reglas del juego", manifestó Humala a los medios de comunicación tras reunirse brevemente con el presidente de Bolivia, Evo Morales, quien asistió a la ceremonia de toma de posesión de García como presidente.

Según el ex candidato por Unión Por el Perú, si el Gobierno del nuevo mandatario trabaja para iniciar un proceso constituyente para buscar un nuevo texto constitucional a partir de la de 1979 (año en que Perú venía saliendo de la influencia militarista de Velasco y Morales Bermúdez), "tendrá el apoyo del bloque nacionalista".

Humala propuso durante su campaña electoral el cambio de la Constitución aprobada por Fujimori en 1993 para, según él, "sentar las bases de la recuperación de los recursos naturales por parte del pueblo, que considera en manos de las empresas transnacionales".

"Nosotros somos la oposición constructiva en el país y si queremos trabajar en bien de la patria, pues creo que el primer punto de coincidencia con el futuro Gobierno debe ser las reglas de juego, y las reglas de juego es la Constitución", subrayó.

Pese a la derrota presidencial de Humala en segunda vuelta de las elecciones, su partido Unión por Perú, de inspiración nacionalista anti-capital extranjero -pro peruana, según él- logró situar en el Congreso a 45 congresistas, el mayor número alcanzado por una agrupación política, aunque tres legisladores anunciaron después su alejamiento del partido, alegando serias discrepancias políticas. El Partido Aprista, de García, consiguió sólo 36 escaños.

Valga mencionar que Ollanta Humala, junto a su hermano Antauro, son dos ex militares del Ejército que fueron criados en una familia patriarcal donde su padre -Isaac- les inculcó desde pequeños el sentimiento nacionalista indigenista antichileno, formando el Etnocacerismo, movimiento inspirado en las raíces indígenas peruanas y en la gesta del general Andrés Avelino Cáceres, quien combatió contra la ocupación chilena de post guerra mediante la lucha guerrillera en las sierras del sur peruano.

A esta amenza se suman las emergentes reactivación guerrillera de Sendero Luminoso en las zonas rurales del este del país, cuyas fuerzas continúan matando campesinos y proclamando consignas también nacionalistas indigenistas y han dejado expresamente clara su intención de derrocar por la vía armada a Alan García.

Y el último factor en el melodrama que acompaña el desarrollo de Chile como un molesto zumbido en la oreja es el presidente de Bolivia, Evo Morales. Este, pese a que es improbable que constituya un eje con Lima, pidió al nuevo mandatario peruano y a su pueblo ayudar a lograr la salida del país del altiplano al océano Pacífico, para reparar un "daño histórico" inflingido por Chile.

"No sólo pedir al presidente, sino al pueblo peruano ayudarnos. He quedado muy impresionado cuando fui a Santiago de Chile al escuchar a ese pueblo coreando 'mar para Bolivia' (grupo cuya heterogeneidad política es bastante cuestionable) y por qué no juntos ayudarnos para reparar un daño histórico y avanzar en conjunto", dijo Morales antes de asistir al cambio de mando.

El gobierno chileno fijó recientemente una agenda de diálogo "sin exclusiones" con Bolivia, que incluye ese centenario reclamo marítimo, pero con apego estricto a los tratados internacionales que ya fijaron los límites bilaterales en 1904, según aclaró luego la Cancillería en Santiago.

¿Soportará este sorpresivo sinceramiento peruano hacia Chile estos tres factores de riesgo o es -una vez más- un proceso de integración y confianza a plazo fijo?

De los TLC's y Asia

Como sea, el tiempo apremia en el singular tablero sudamericano actual, por lo que Chile ya mueve sus piezas en su principal interés: la integración económica. Por ello es que madame Bachelet junto a su ministro de Relaciones Exteriores, Alejandro Foxley, y al embajador en Perú, Cristián Barros, se reunió con García en el Palacio de Gobierno, apenas un par de horas después de que éste tomará posesión de su alto cargo.

Tras el encuentro, destacó la voluntad de ambos países por potenciar las posibilidades que abre el Océano Pacífico como vía de intercambio comercial con las naciones de Asia, principalmente. Agregó que "el Asia Pacífico sin duda que abre a nuestros países, que son pequeños por separados pero grandes unidos, tremendas oportunidades".

En este sentido, reafirmó el interés de Chile por potenciar la Comunidad Sudamericana de Naciones como una instancia efectiva de integración regional y aseguró "también ratificar nuestro compromiso total con la Comunidad Sudamericana de Naciones, donde hay un conjunto importante de iniciativas vinculadas al tema energético, por un lado, al tema de infraestructura por otro, de conectividad, que nos permita entregar, como decía, una mejor calidad de vida al conjunto de la América Latina y por cierto a cada uno de nuestros países".

Inclusive, la jefa de Estado confirmó lo que conversó con su homólogo en la reunión bilateral respecto de la eventual firma de un Tratado de Libre Comercio y la inclusión de Chile como miembro estable de la Comunidad Andina de Naciones (CAN).

"Estamos dispuestos a tener siempre las mejores relaciones con todos los países y además jugar este rol que Chile habitualmente ha cumplido que es ser articulador y puente entre el Atlántico y el Pacífico", sostuvo.

Al concluir la vista digna de final hollywoodense (lamentablemente parece nunca haber buenas segundas partes), la doctora Bachelet se dio el tiempo incluso para fotografiarse con la gran cantidad de parlamentarios y dirigentes de todos los partidos políticos que la acompañaron. Todos ellos coincidieron con la mandataria en lo positivo que resultó este viaje y en el buen futuro que se proyecta para ambas naciones....(¿?) Sólo faltaban los anillos (el energético sería un buen ejemplo).

"He dicho que aspiro a construir la mejor relación con todos nuestros vecinos, la mejor relación con toda la región. Nosotros somos fuertes impulsores de la Comunidad Sudamericana de Naciones, vamos a seguir trabajando en todos los bloques sub-regionales y regionales que se han conformado, vamos a continuar en Mercosur, vamos a incorporarnos con mayor fuerza en la Comunidad Andina de Naciones, donde estamos hoy día como observadores, pero estamos trabajando para dar un paso más allá", afirmó poco antes de emprender su regreso a Santiago.

La mandataria manifestó además sentirse "extremadamente honrada de haber sido invitada, de haber participado y, además, haber recibido muestras de gran cariño de parte de la población del Perú, de peruanas y peruanos. Me siento honrada de eso, y creo que es un muy buen clima para que sigamos trabajando en temas de mutuo interés para ambos países".

Y la cordillera parece hoy tan alta...

Pero ese repentino acercamiento parecía no ser gratuito. Por ello, consultada sobre un eventual distanciamiento de Argentina, que se acentúa con un mayor acercamiento hacia Perú, la Presidenta Bachelet fue enfática en afirmar que ello no es exacto. "Queremos también ser parte de la casa, creemos que ahí también hay un potencial importante e interesante. Y, por cierto, a nivel de todos los organismos y todas las instancias multilaterales dentro de la región, continuando, sin duda, con todos los pasos que ya hemos dado como país en términos de nuestras relaciones con la Unión Europea, con Estados Unidos y con todo lo que hemos abierto ya, y estamos abriendo, en el ámbito del Asia Pacífico" (¿?).

En este contexto, insistió que es un despropósito pensar en una actitud diferente de Chile en su relación con los países vecinos. "Me parece que (eso) es olvidar todo lo que hemos avanzado. Estamos a punto de firmar un Tratado de Libre Comercio con Japón, estamos trabajando con Malasia, Tailandia, con la India vamos a profundizar nuestros acuerdos. Es decir, tenemos enormes cantidades de fortalezas en el terreno de integrar más a Chile al mundo y que, por cierto, signifiquen fortalezas para nuestro país, en el sentido de ser capaces de aspirar a un mercado mayor, traer inversiones, etc."

Así se mueven de nuevo las piezas del ajedrez latinoamericano, cual más favorecido, cual menos... algo a tener en cuenta.
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